Como un papel arrugado
Tengo un carácter demasiado impulsivo, sobre todo cuando estoy
en el trabajo. En otro tiempo, ante la menor provocación, estallaba de cólera
y la tomaba con mis compañeros. La mayoría de las veces, después de uno de estos incidentes, me
sentía avergonzada y me esforzaba por consolar a aquellos a los que había
hecho daño con mis palabras. Un día, mi jefe me vio pidiendo disculpas tras una de mis
habituales explosiones de ira, y lo único que hizo fue entregarme una hoja de
papel en blanco. Entonces me dijo: - ¡Estrújalo¡ Asombrada, obedecí e hice una bola con el papel. Luego añadió: -
Ahora, déjalo como estaba antes. Pero me fue imposible dejarlo como estaba cuando llegó a mis manos. Por más que lo intenté, quedó lleno de arrugas.A continuación, mi jefe me dijo: -
El corazón de las personas es como ese papel. La impresión que
dejas en ellos después de haberles hecho daño será tan difícil de borrar como
las arrugas sobre una hoja. Aunque intentes enmendar el error, ya estará
marcado a fuego. Sea en la oficina o en casa, nuestro primer impulso es no controlarnos y, sin apenas pensar, arrojar palabras llenas de frustración y rencor sobre las personas que nos rodean. Luego, al recordarlo con más calma, siempre acabamos arrepintiéndonos. Pero ya es imposible dar marcha atrás, no podemos borrar nuestros actos ni sus consecuencias. Y lo más triste es que dejamos pequeñas arrugas en demasiados corazones. Desde hoy, intenta ser más comprensiva, más paciente y, cuando te encuentres en uno de esos momentos en los que estás a punto de estallar, recuerda el papel arrugado. |